A NAVARRA POR LA RIOJA

         Qué razones pueden llevar a unos tipos, que suman más de 150 años entre los tres, a perderse, literalmente, por los Pirineos, con sus Vulcan. Aunque viendo las fotos uno se puede hacer una idea, os diré que viajar, convivir, perderse, en compañía de otros moteros, como Cañas y Toni, además de  una experiencia inolvidable, es la respuesta a la pregunta inicial. Lo importante no era llegar a Navarra, lo importante estaba en el viaje, en el camino, en las experiencias vividas.

     Estos viajes en los que solo sabes  que la primera noche se hará en un hotel determinado, y nada más; que el siguiente destino lo averiguas mientras comes o cenas; o que te lo marcará la lluvia o el calor; o la ventolera de alguno de nosotros. Viajes, como digo, que tienen un atractivo especial: la magia de lo inesperado, de esa especie de “aventura” que supone no saber qué harás mañana, o como en esta ocasión, si te perderás por caminos forestales en Francia, con la gasolina justa, anocheciendo y con una tormenta de montaña acercándose. Benditas carreteras secundarias.

     Ayllón, Torrecilla en Cameros, Olite, Elizondo, Burguete, Sorogain, Oronoz, Urepel, Osses, San Juan Pie de Puerto, Roncesvalles, Sangüesa, Sos del Rey Católico, Javier, El Monasterio de Leyre, son lugares en los que hemos estado o comido o dormido. No sé si olvido alguno. En cualquier caso, sitios a recordar.

   No me quiero olvidar de nuestros amigos de la Territorial de Navarra que compartieron con nosotros mesa en el valle de Baztán, todo un detalle que agradecemos, Gorramendi y Allucant. Y a Simón y Arantxa, a quienes tenemos un cariño especial, que también comieron con nosotros al día siguiente, además de hacernos compañía hasta que dejó de llover.

Abajo dejo los enlaces a las fotos. Agradecer a Toni sus mágnificas fotos.

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